Cine

The Magical Girl o toda obra de arte es un puzzle inconcluso.

Hace unos dias que estuve revisionando la pelicula Magical Girl que pude ver en su dia en la gran pantalla. La película cumple 9 años y su valor se ha ido revalorizando con el paso de los años para convertirse en uno de los mejores films que ha dado el cine español en el siglo XXI. Lo cierto es que al volverla a ver no me ha parecido que perdiera fuelle, más bién al contrario, sigue mostrandose como una de las propuestas mas estimulantes, perturbadoras, aterradoras y divertidas del celuloide patrio. Y con ese segundo visionado, en el que puedes prestar mas atención a los pequeños detalles y a esos magnificos diálogos, la película gana mucho para mi gusto.

Magical Girl es el segundo largometraje de Carlos Vermut y el que lo consolidó como uno de los cineastas mas potentes y arriesgados de nuestro cine . Un cineasta con un universo muy particular y con un talento muy especial para llevarlo a la pantalla. En este film las vidas de tres personajes se cruzan mediante una extraña y mágica fatalidad que tendrá consecuencias imprevisibles para todos ellos . Luis ( Luis Bermejo) es un profesor de literatura en paro que quiere proporcionar a su hija de 12 años, enferma terminal de leucemia, su último deseo : el vestido oficial de una serie japonesa de dibujos animados «Magical Girl Yukiko». El elevado precio de ese vestido le conduce a intentar robar una joyeria pero justo en el momento en que parece dispuesto a romper el escaparate se cruzará en su camino la enigmática Barbara (Bárbara Lennie) una mujer que parece padecer algún tipo de trastorno mental y a la que mantiene su marido, un psiquiatra que quiere inflarla a pastillas.Después de tener una noche de sexo y creyéndola bastante solvente económicamente Luis chantajea a Bárbara. Esta tendrá que adentrarse en territorios siniestros y perturbadores para conseguir el dinero tales como una casa donde se realiza “sexo extremo” ( los barridos en negro no muestran lo que sucede directamente) . El tercero en discordia es Damián (Jose Sacristán), que era profesor de matematicas de Bárbara y que sale ahora de la carcel después de pasar 10 años en ella. La relación entre este y Bárbara no se explica. Carlos Vermut juega a plantear interrogantes continuamente y es por eso que esta película es toda una experiencia. Porque necesita la participación activa del espectador para elaborar conjeturas en un mundo mágico en donde la realidad parece ficción pero la ficción, a su vez, se basa en una oscura realidad.

Los personajes de Magical Girl son seres en eterno conflicto entre la pasión y la razón. Oscilan en la eterna cuerda floja que los conduce a desobedecer a Dios. La desesperación de Luis por conseguir el vestido para su hija a toda costa le convierte en un monstruoso chantajista. Barbara, que parece estar luchando contra sus propios demonios interiores debe volver a ciertos «hábitos»malsanos y perversos para conseguir el dinero. Damián, que sale de la carcel, no quiere volver a ese mundo real bajo el influjo de Bárbara. Bajo esa capa de aparente compasión que podría despertar ver a un hombre que sobrevive vendiendo libros al peso preocupado por su hija enferma terminal, a una mujer trastornada y vulnerable siendo víctima de un chantaje y a un profesor retirado que parece «buena gente» luchando por insertarse en la sociedad subyace una decadente realidad social que se refleja, por ejemplo en los diálogos entre Luis y Barbara la noche en que se conocen con esa frase clave de «la cosa esta mal». El que «la cosa este mal» no es la causa directa que conduce a estas personas-todos sin trabajo- a ese precipio que se abre en la puerta de atrás y que los convierte en seres más o menos perversos. Pero si es un escenario que no ayuda a personas que toman decisiones extremas basándose en simples emociones.

Es una película inclasificable porque aborda determinados géneros y todos, a mi modo de ver, con gran valentia. Es un drama repleto de un humor bizarro que roza la negrura más turbia. Es terrorífica y divertida a la vez. Es melancólica y feroz. Aunque Vermut dijo en una entrevista que sus películas no reflejan su manera de ver el mundo es cierto que a través de una trama en la que pasan cosas terribles se llega a cuestionar ciertos aspectos de nuestro mundo actual. El paro, la soledad, los trastornos mentales y la dificultad de insertarse en la sociedad son expuestas en este film con una gran sutileza.

Visual y esteticamente es una película depurada y minimalista. Como esa cuchilla que atraviesa el ojo en la famosa escena de » Un perro andaluz» de Luis Buñuel las lineas rectas, los peinados pulidos, el vestuario sencillo y plano ( a excepción del famoso vestido de » Magical Girl»), la falta de estridencia en loa escenarios corrientes como un bar de barrio, un hospital o una casa acorde con el presupuesto económico consiguen dar una extraña sensación de calma al principio. Pero esa sensación de armonía es una trampa. Los sutilos giros de guión van rompiendo las expectativas del espectador respecto a lo que acaba de ver. Más que el ¿ que va a pasar? que mantiene la expectación en un típica película de intriga lo que acabas preguntándote es ¿que está pasando?. Lo más perturbador no es lo que se ve, sino lo que se esconde y, como tal, ha de intuirse. Es un película maestra en las elipsis. Deja huecos, espacios abiertos y por eso necesita al espectador. De algún modo, se construye a través de él.

La mezcla de cultura y música japonesa y española crean una extraña atmósfera onírica que no desentona en esta oscura cadena de chantajes que es el film. Evidentemente es una película en la que la mano del director es clave para que todos estos elementos , aparentemente tan contrapuestos y dispares , adquieran sentido en este puzzle al que siempre le falta una pieza: un mágico conglomerado que convirtió a “Magical Girl” en un súbito clásico del cine español. A mi modo de ver, totalmente merecido.

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