Miroslav Techy nació en Chequia en 1926 y murió en 2011, justo cuando las fotografias que revelaba de manera descuidada en su chabola empezaban a cotizarse (Cada una de ellas se valora entre 4000 y 8000 euros) y a recorrer algunos de los museos más importantes del mundo.
Este outsider empezó estudiando Bellas Artes en Praga, pero cuando el régimen comunista cambió las modelos que posaban para estos estudiantes por obreros en mono de trabajo, decidió abandonar. Después, considerado loco por la policia checa, se le prohibió pintar y recorrio diversos psiquiátricos y prisiones durante 25 años. Más o menos libre pudo instalarse en una chabola en su ciudad natal y consiguió construir una cámara fotográfica con objetos y materiales reciclados que iba encontrando en el vertedero, tales como latas de conservas, cartón, tubos de papel higiénico o brea. Así, ya que tenia prohibido dedicarse a la pintura pudo dedicarse a fotografiar.
Su fascinación por la mujer está latente en sus fotografias, casi todas ellas protagonizan de manera inconsciente los retratos de este vagabundo. Dicen que muchas de ellas eran conscientes de que les estaban fotografiando e incluso sonreian a la cámara, ya que pensaban que ésta era de juguete. Y supongo, el pobre les daba lástima. Otras no eran conscientes, y éstas son las que a mi más me gustan: fotos de mujeres corriendo por el parque, tomando el sol, paseando en su bicicleta, etc. Aunque le fué prohibido acercarse a la piscina municipal consiguió hacer fotos desde detrás de la verja.
Sus fotografias son borrosas,tienes que adivinar las figuras. Y constituyen un monumento a esa belleza del momento fugaz e inconsciente. Las mujeres que aparecen no son especialmente guapas, ni modelos,pero son bonitas. Como unas mujeres perdidas de Chequia, como las mujeres de su pueblo natal Kyjou, de la Checoslovaquia comunista. El encanto imperfecto de lo instantáneo, de los momentos robados.
Durante 30 años disparó unas 100 fotografias diarias, que revelaba en una ampliadora hecha a mano y completaba las fotos con marcos de papel coloreados y filigranas.
Fué su vecino y amigo de la familia Roman Buxbaum, el que, después de encontrar diversas impresiones esparcidas por el suelo las reuniera y llevara el material a Zurich, para enseñárlo a los dueños de una galeria. Así fué como poco después el crítico de arte contemporáneo Harald Szeeman organizó su exposición para la «Bienal de Arte Contemporáneo» de Sevilla en 2004. Aunque ya habia expuesto en Colonia en 1990. Después también lo ha hecho en Madrid, Palma de Mallorca, París (centro Pompidou) y Nueva York (International Center of Photography).
En su memoria, o quizás por su extraordinaria forma de ser (no aceptaba dinero de sus obras ni quiso asistir a ninguna de sus exposiciones) Roman Buxbaum fundó «The Tichy Ocean Foundation», una fundación de arte que se basa en el concepto de intercambio: Artistas que donan sus obras a cambio de fotografias de Miroslav Techy.
Él dijo: «Si quieres ser famoso, es necesario hacer algo peor que nadie en el mundo entero». Pues eso. Sabia frase.